Abandonamos la Ruta 40 y hacemos
un trayecto de 80kms. por la Ruta Provincial 23
en dirección oeste, bordeando el Lago Viedma.
El viaje se hace muy difícil por las ráfagas de viento
en contra de 120 kms., según el parte metereológico.
La lluvia no muy intensa era un complemento molesto.
El Chaltén significa "montaña humeante" en lengua Tehuelche.
Considerada una montaña sagrada para ellos,
era el lugar donde habitaba Agschen el dios del fuego.
Por esta razón durante muchos años se pensaba
que era un volcán, ya que la cumbre está
generalmente rodeada de nubes en forma de humo.
El macizo de El Chaltén, es un batolito, es decir
la extrusión de un bloque granítico regurgitado de las entrañas
de la tierra entre 15 y 21 millones de años atrás.
La altura de la mayoría de los picos supera los 3000 mts. de altura.
La población de El Chaltén, no supera los 1500 habitantes.
Se trata de un jóven poblado fundado a mediados de los años 80.
El objetivo, era ejercer la Soberanía Nacional en esta zona de
conflicto permanente con Chile hasta no hace mucho tiempo atrás.
La población está dentro del Parque Nacional Los Glaciares, Zona Norte.
Un gato, nos da la bienvenida.
Cuesta salir de la cama con un día tan frío.
Avanzamos hacia el Lago del Desierto a 37 kms.
Dos días después regresamos y hacemos
nuestra última noche en El Chaltén.
El día amanece soleado, se puede por fin
divisar claramente el cordón motañoso.
Todos aprovechan para fotografiarse con el majestuoso fondo.
En 1877, el Perito Francisco Moreno lo denominó Cerro Fitz Roy, pero
paulatinemente se está prefiriendo la denominación original, El Chaltén.
Esta cadena motañosa es el desafío permanente de
numerosos montañistas de todo el mundo.
El Cerro El Chaltén, de 3402 mts. de altura
es uno de los picos más peligrosos del mundo.
Los primeros en llegar a la cumbre fueron
el francés Terray y el italiano Mignone en 1952.
De izquierda a derecha los Cerros Techado Negro,
Saint Exupery y el Poincenot, junto al Cerro El Chaltén.
La única estación de servicio, es este módulo
de YPF alimentado con energía eólica y solar.
LA REALITA dijo "tanque lleno corazón contento!",
y emprendemos el viaje nuevamente
hacia el Norte por la Ruta 40.
No podemos dejar de mirar nuevamente
este imponente monumento natural desde la Ruta 23.
En el Mirador de los Cóndores, podemos
observar ejemplares adultos y sus crías.
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